En el Sur no solamente hay turistas que van y vienen, sino que hay PERSONAS, hay FAMILIAS viviendo, trabajando y tratando prosperar. También, igual que en otros lados, hay personas que enferman y personas que mueren, y el padecimiento de los enfermos y el sufrimiento de sus familias es igual que el de personas que viven en otras zonas.
Tras los grandes números económicos, hay realidades cotidianas. Hay esperanzas, sueños, ilusiones, y también decepciones y sufrimientos.
Por eso, las personas que vivimos en el Sur también merecemos que nuestro Estado del Bienestar, al que contribuimos con nuestro trabajo, vele por nosotros. También merecemos que el sistema sanitario nos atienda en igualdad de condiciones.
No es justo que una familia del Sur no pueda tener a un ser querido gravemente enfermo cerca de ellos y de su hogar, sino que tengan que hacer penosos desplazamientos que hacen aún más duro el proceso de la pérdida de un ser querido.
También merecemos tener a nuestros seres queridos cerca, hacer que se sientan en casa, y poder descansar mínimamente algo, para poder estar en condiciones de seguir atendiendo a nuestro familiar y a nuestras otras responsabilidades.
Merecemos unas condiciones de vida dignas, igual que otras personas. No pedimos más, pero tampoco ser tratados como menos. Merecemos una cobertura sanitaria equiparable a la que se dispone en otras zonas.
De acuerdo con la Estrategia en Cuidados Paliativos de Canarias 2018-2021, la isla de Tenerife debería disponer ya de cuatro equipos de soporte domiciliario, distribuidos entre los dos hospitales principales y los adicionales para el Hospital del Norte y el Hospital del Sur, proporcionando atención las 24 horas del día.
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